CONJUNTO MEDIEVAL DE PERATALLADA

Peratallada, situada en la provincia de Girona, a medio camino de Barcelona y de la frontera francesa, en el corazón del Empordà y a pocos kilómetros de la Costa Brava.

Aparte de sus atractivos arquitectónicos e históricos, la ciudad es reconocida por su importante oferta artesanal y sobre todo gastronómica. Los callejones del núcleo están llenos de numerosos y sugestivos restaurantes de todo tipo, que ofrecen el complemento idóneo de una visita al pueblo.

La villa conserva aún su distribución urbana medieval. Desde la plaza de Les Voltes, con sus singulares porches, hasta la trama de estrechas callejuelas, donde se puede descubrir un interesante conjunto de arquitectura popular. Sobre muros más antiguos, se mantienen todavía viviendas características de los siglos XVI. La vivienda tradicional de Peratallada suele tener los bajos recubiertos con bóvedas de piedra, destinados a almacenes y bodegas, mientras la planta superior se dedica a habitáculo.

El topónimo Petra Scissa o Petra tallada está documentado, al parecer, a partir del siglo X.

La iglesia de San Esteban

Templo románico de dos naves talladas a levante por ábsides semicirculares, construido con aparato de grandes sillares escuadrados. En la fachada destaca la portada, de un arco de medio punto adovelado, reseguido por molduras, el sencillo rosetón y tres ménsulas que quizás sostenían vigas de un pórtico desaparecido. La obra románica ha sufrido varias alteraciones tardías, lo que queda patente sobre todo en el interior. La nave de mediodía tiene la bóveda apuntada con tres arcos torales; a la de tramontana la vuelta es seguida con un tramo de cañón y otro apuntado.

Actualmente el interior del edificio no es visitable.

El Castillo-Palacio

El núcleo fortificado o defensivo, es decir, el castillo propiamente dicho, está situado en lo alto de una enorme pieza de roca natural, cortado artificialmente para darle verticalidad.

La planta esquemática del castillo responde al tipo de fortaleza de época alto-medieval, muy corriente en tiempo carolingios. Sin embargo, la estructura arquitectónica existente hoy es fruto de reconstrucciones más tardías. Se puede considerar obra románica (siglo XI-XII) como buena parte del recinto amurallado, que evidencia aún reformas posteriores. Los restos del poblado antiguo, anterior a los edificios medievales que subsisten, se rastrean al núcleo fortificado, pero también a sus pies: el patio posterior del palacio y debajo de estos. Destacan una gran profusión de cavidades y surcos tallados en la roca del suelo.