CASTILLO DEL MONTGRÍ
Se necesita calzado de montaña, agua y algún sombrero si el día se prevé soleado, para subir hasta el Castillo del Montgrí. Visible desde muchos puntos del Empordà y asentado sobre una montaña rocosa que no se encuentra a muchos kilómetros del mar que baña la Costa Brava. Aprovechando que la tenemos cerca nos podemos acercar hasta la ermita de Santa Caterina, otro edificio emblemático dentro del término de Torroella de Mongrí.
Es a este municipio, Torroella de Montgrí, donde nos debemos dirigir para iniciar la caminata. Ir a pie es la única manera de llegar al castillo. No es una excursión difícil, es apta para todo aquel que se valga por sí solo y además no tiene pérdida. La duración dependerá del tiempo que se disfrute de la vista desde las torres del castillo y mirando el paisaje, o en las dependencias de Santa Caterina, pero calcule poco más de dos horas.
Camino de peregrinaje
Debemos ir siguiendo los hitos en paralelo de color rojo y blanco. En el primer tramo, el camino es sencillo y ancho. La pendiente es casi imperceptible, si bien, cuando nos volvemos, ya podemos empezar a ver la llanura ampurdanesa con el Ter atravesándola cuando el río enfila su último tramo, y el campanario inacabado de la iglesia parroquial de Sant Genís.
La majestuosidad de la parroquia muestra la importancia que tenía la villa siglos atrás; la iglesia es sobria pero de aspecto contundente, quedando toda ella como elevada por encima de las viviendas. Se comenzó a construir en el año 1.306 encima de otra ya existente, y se consagró tres siglos más tarde, en 1609.
Hasta hace poco la iglesia acogía el prestigioso Festival Internacional de Música de Torroella de Montgrí, pero el flamante espacio Ter, que hace de auditorio, de teatro, y de espacio ferial y de congresos, le ha quitado el protagonismo de la anual cita veraniega.
Con esta mirada a la iglesia desde la lejanía no hemos dejado de hablar del macizo en el que nos encontramos, ya que la piedra para levantar el templo fue extraída del Montgrí.
Continuamos caminando y pronto nos damos cuenta de que nos encontramos en un camino de peregrinaje. Una capilla nos espera en el horizonte, es de piedra y con techo de bóveda. Esta capilla, como sus dos «gemelas» que encontraremos a los pocos metros, se construyeron con motivo de la devoción a Santa Caterina. También se utilizaban como refugio por los pastores de rebaños. Es a partir de esta primera capilla que el camino comienza a hacer más subida y con piedras puntiagudas y mal puestas. Enseguida encontramos la segunda de las capillas, y ya vemos la tercera allí mismo.
Los paisajes empiezan a ser sensacionales.
Una vez ante el castillo y atravesada la puerta, quizás nos decepcionará ver que el interior está vacío. Simplemente, el castillo no se llegó a terminar. El motivo de la construcción fue el conflicto entre los condes de Empúries y los condes de Barcelona; cuando el condado de Empúries quedó anexado a la Corona, el castillo perdió toda utilidad y las obras se suspendieron. Hace algunos años se llevó a cabo una importante rehabilitación y, entre otros, se hizo una escalera de caracol que permite subirse a la parte superior del castillo, paseando entre las cuatro torres cilíndricas.
Desde aquí arriba la panorámica es espectacular. Las islas Medes, el golfo de Roses, el cabo de Creus, la llanura del Empordà, diferentes pueblos de los alrededores, la desembocadura del Ter, el Canigó …